Cronología de la transmisión oral de la Torá
Recepción de la Torá: Har Sinaí
En el año 2448 después de la creación del mundo, el pueblo de Israel, compuesto por más de 3 millones de personas, recibió la Torá Escrita y Oral en el monte Sinaí. Moshe Rabenu tardaría 40 días en bajar las tablas con los Diez Mandamientos.
Por mandato Divino, Moshe Rabenu escribió 13 rollos de la Torá durante los 40 años de travesía por el desierto. El mismo rollo de la Torá que tenemos en nuestras sinagogas, es decir el JUMASH – las siglas de JamisháJumshé Torá, los 5 libros de la Torá. El resto de la Torá escrita sería revelada a lo largo de los 1,200 años posteriores, a través de los Reyes y los Profetas. Esto es el NAJ – siglas de Neviim (profetas) y Ketubim (escrituras).
Toda esta Torá escrita es denominada TANAJ, las siglas de Torá, Neviim y Ketubim. En cuanto a la Torá Oral, Moshe Rabenu la recibió de Dios Bendito, se la transmitió a su alumno Yehoshua, este a los ancianos y así sucesivamente, de forma exclusivamente oral, a todo el pueblo de Israel.
Periodo de Transmisión Oral
Durante más de 1,000 años la Torá Oral fue transmitida de maestro a alumno y de padres a hijos de forma oral, de memoria. La Guemará nos cuenta que, para ayudarse en la memorización de tanta cantidad de información, utilizaban canciones y reglas mnemotécnicas.
Esta época de Profetas, Reyes y Tanaim fue tremendamente fértil. Durante todo este largo periodo se forja la mayoría de los decretos Rabínicos y el estudio de la Torá como el centro de la vida judía.
El cenit de este periodo se sitúa en el reinado del Rey Salomón. Cuentan que bajo su regencia, todos los niños judíos sabían la Torá de memoria, la erudición era una constante en el Pueblo.
Desafortunadamente no estuvimos a la altura de mantener semejante nivel y, tras la muerte del Rey Salomón, empieza un largo periodo de depresión que culminaría con la destrucción del Segundo Templo y el comienzo de este largo exilio en el que nos encontramos hasta el día de hoy. Que Dios Bendito nos redima pronto y en nuestros días.
La Mishná
Tras la destrucción del Segundo Templo, la vida judía sufriría la peor de las debacles sociales. La transmisión de la Torá Oral era de difícil cumplimiento y se corría el grave peligro que el tiempo borrara de la memoria de nuestros Padres ese tesoro que recibimos en Har Sinaí.
A pesar de la prohibición de poner por escrito la Torá Oral, R. Yehuda Hanasí (Rabenu Hakadosh) recopiló, escribió y ordenó todas las enseñanzas orales de los Tanaim de esa época. Cada enseñanza se llamó Mishná y culminó los seis órdenes en los que se clasifican los diversos temas. Toda esta obra se cerró en el año 190 de la era común. Había nacido la Mishná.
Muchas enseñanzas orales quedaron fuera de esta obra, bien porque no estaban corroboradas por la mayoría, o bien porque no llegaron a tiempo del cierre de la Mishná. Todas estas enseñanzas se conocen hoy en día como Baraitot. Otras enseñanzas orales fueron recopiladas en otras obras como la Tosefta, Avot de R. Natan, Sifri, Sifra,…
Las Yeshivot en Babilonia: El Talmud
Durante el largo y fructífero exilio en Babilonia, los Talmidé Jajamim de esa época, llamados Amoraim, se encargaron de estudiar, discutir y ampliar toda la Mishná en las famosas Yeshivot de la época, como lo fueron, por ejemplo, Sura y Pumbedita. Durante más de 300 años los Amoraim, con sus discusiones, enriquecieron la Mishná que recibieron de R. Yehuda Hanasí.
Durante todo este periodo Babilónico la vida judía transcurría en torno al Rosh Yeshiva, que ejercía el poder legislativo, y al Exilarca o Resh Galuta, que ejercía el poder ejecutivo. Los emperadores y gobernantes de Babel concedieron plena autonomía al pueblo Judío.
El centro de la vida judía transcurría en Babilonia. Las grandes juderías se mantenían desde el exilio babilónico, producido después de la destrucción del Primer Templo. La situación socio-económica de Babel era ideal para el asentamiento judío.
El Talmud manuscrito
Todas esas discusiones y ocurrencias en torno a la Mishná fueron recopiladas por Ravina y Rav Ashe. Esto constituye la Guemará. Cada Mishná consta, por tanto, de su Guemará. Ravina y Rav Ashe toman sobre si la enorme tarea de poner por escrito, a mano, cada Mishná con su correspondiente Guemará. Toda esta obra recibe el nombre de Talmud Babli (Babilónico).
Esta obra se cierra en el año 500 de la era común. A partir de esta época, Babel dejó de ser el centro de la vida judía y, consecuentemente, los judíos se dispersaron por la España musulmana y los reinos de Europa. Durante más de 1,000 años, el Talmud fue corregido, ampliado y editado por los Talmidé Jajamim que sucedieron a los Amoraim. Los Saboraim, los Gueonim y los Rishonim forman las sucesivas generaciones de Eruditos de la Torá, que se encargarían de estudiar, comentar y transmitir la Torá Oral a un Pueblo de Israel diseminado por un mundo cada vez más disperso.
La reproducción a mano del Talmud era una obra cara y ardua. El único manuscrito del Talmud completo que tenemos hoy en día se encuentra en la Biblioteca de Múnich, clasificado con el número 95 de manuscritos medievales.
Durante esta época, pocos tenían acceso a los manuscritos del Talmud. Ciertas partes de este eran reproducidas con mayor asiduidad. Muchos de los Rishonim no tuvieron acceso a ciertos tratados del Talmud, pero no obstante, sus comentarios se fueron sumando, ganando popularidad. El comentario de RASHI (R. Shlomo Yitzjaki), uno de los más famosos Rishonim que vivió en Francia, se convirtió en el más popular y necesario para la comprensión del sentido literal del Talmud. Los comentarios al Talmud del RIF (R. YitsjakAlfasi), del ROSH (Rabenu Asher), de los Tosafot (varios Talmidé Jajamim descendientes o alumnos de RASHI) y de otros Rishonim se fueron intercambiando entre los Eruditos de la época.
El Talmud y la imprenta
Con la llegada de la imprenta en el año 1450, empieza la "carrera" en el formato impreso del Talmud. Desde las primeras versiones, realizadas en España y Portugal, con el puro texto de la Guemará, hasta el formato Vilna que estudiamos en nuestros días, se sucederían las diversas transformaciones en virtud de los criterios de la persona que imprimiera la Guemará.
Sonscino, Italia: 1484-1519
Añade el comentario de Rashi y los Tosafot al texto de la Guemará, y fija las 4 líneas de Rashi como encabezamiento de la página. Además añade al final los comentarios de la Mishná del Rambam y Mórdeji.
Venecia, Italia: 1523-1525
Fija la numeración de las páginas del Talmud. La primera siempre es la número 2, porque corresponde a la que da inicio al tratado en cuestión. Añade el título y el capítulo en cada página, y los comentarios del Rosh al final.
Justiniano, Italia: 1578
Añade comentarios fuera de las columnas de Rashi y Tosafot: en Mishpat, Ner Mitzvá, Masoret HaShas. Aquí se abre un nuevo espacio, fuera del marco de la hoja original, que va a ser rellenado con otros añadidos en los años siguientes.
Vilna: 1880-1886
La viuda y los hermanos Reem, propietarios de la imprenta, añadieron 100 comentarios y acotaciones sobre la Guemará y 40 comentarios sobre el Rif. Con esto se cierra la versión impresa del Talmud Babli que obra en nuestro poder. Durante 100 años no se le ha hecho ninguna modificación.
El Talmud en idiomas modernos
Ya en la postguerra, e impulsados por el enorme auge del estudio del Talmud, empiezan a aparecer las versiones traducidas y explicadas del Talmud Babli en distintos idiomas. El inglés y el hebreo son los más difundidos. Algunas publicaciones en español también ven la luz, aunque se limitan a algunos tratados y los textos son trabajados con escasos recursos.
El Talmud en español
En el año 2011, y tras la exitosa acogida de los Shiurim del Daf Hayomi transmitidos al mundo de habla hispana a través de la web dafyomi.es, se empieza a armar el equipo de TaShema que actualmente redacta el Talmud en español. Con mucha ilusión de aportar una valiosa herramienta al estudio de la Torá en el mundo de habla hispana, se presenta el proyecto TaShemá para la Gloria y el Honor del Creador del Mundo, que nos sacó de Egipto y nos redimirá pronto, de nuevo, para reconstruir el Tercer y definitivo Templo en Yerushaláim, en nuestros días, Amén.
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